En un mundo donde la venganza y la justicia por propia mano son exaltadas, las palabras de Jesús en el Sermón del Monte siguen resonando con un desafío radical para los creyentes:
“Pero yo os digo: No resistan al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39, RVR1960).
Este mandato, muchas veces malinterpretado, no es una invitación a la pasividad o a permitir el abuso, sino una demostración del amor, la gracia y la confianza en la justicia de Dios.
Para comprender esta enseñanza en su totalidad, debemos analizarla a la luz de toda la Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
1. El Contexto Bíblico de «Poner la Otra Mejilla”.
Desde tiempos antiguos, la justicia en la cultura hebrea se basaba en la ley del talión, establecida en la Ley Mosaica:
“Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie” (Éxodo 21:24, RVR1960).
Este principio tenía el propósito de poner límites a la venganza personal y establecer un sistema de justicia equitativa. Sin embargo, Jesús, en su enseñanza, introduce un concepto más elevado: en lugar de responder con la misma medida, el creyente es llamado a superar el mal con el bien.
En el Antiguo Testamento ya encontramos indicios de esta actitud en pasajes como:
“No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra”(Proverbios 24:29, RVR1960).
Este principio se ve plenamente desarrollado en el Nuevo Testamento con la enseñanza de Jesús y la vida de los primeros cristianos.
2. La Aplicación de Jesús y los Apóstoles.
Jesús mismo modeló este principio cuando fue insultado y maltratado durante su juicio y crucifixión. En lugar de responder con ira, oró:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34, RVR1960).
Asimismo, el apóstol Pablo instruyó a la iglesia sobre cómo responder ante la maldad:
“No paguen a nadie mal por mal; procuren lo bueno delante de todos los hombres” (Romanos 12:17, RVR1960).
Y Pedro, quien fue testigo del sufrimiento de Cristo, escribió:
“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fueron llamados para que heredaran bendición” (1 Pedro 3:9, RVR1960).
Este mensaje no solo es una enseñanza moral, sino una estrategia espiritual: al no devolver el mal, el creyente deja espacio para que Dios sea el justo juez y transforma corazones con su testimonio.
3. ¿Cómo Aplicamos Esto en Nuestra Vida Diaria?
Poner la otra mejilla no significa ser débiles ni permitir el abuso, sino vivir conforme a los principios del Reino de Dios. Aquí algunas maneras de aplicarlo:
- En las relaciones personales
Cuando enfrentemos insultos o injusticias, en lugar de reaccionar con ira, podemos optar por la paciencia y la mansedumbre, reflejando el carácter de Cristo.
B. En el Ámbito Laboral o Familiar
En conflictos cotidianos, en lugar de buscar venganza o resentimiento, podemos practicar el perdón y la reconciliación.
C. En la Persecución por la Fe
Muchos cristianos han sido perseguidos por su fe a lo largo de la historia. Jesús nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos y orar por quienes nos persiguen (Mateo 5:44).
4. No Significa Permitir el Abuso
Es importante aclarar que esta enseñanza no justifica permanecer en situaciones de abuso físico o emocional. La Biblia también enseña a buscar justicia y protección (Salmos 82:3-4). Poner la otra mejilla es una actitud del corazón, pero no significa tolerar el pecado o la injusticia sin actuar de manera sabia.
Conclusión: La Fortaleza del Amor en Cristo
Responder con amor en medio de la injusticia es una de las señales más poderosas de una vida transformada por Cristo. No significa que no sintamos dolor o indignación, sino que confiamos en Dios para hacer justicia en su tiempo y manera.
Jesús nos llamó a ser luz en el mundo, y una de las maneras más impactantes de hacerlo es demostrando gracia en medio del conflicto. Que el Espíritu Santo nos ayude a vivir esta enseñanza con sabiduría, valentía y amor, recordando que al final, el bien siempre vencerá al mal (Romanos 12:21).
¿Cómo podemos aplicar esta enseñanza en nuestra vida hoy?
