En estos tiempos, muchas personas —jóvenes y adultos por igual— están pasando por lo que se ha llamado una deconstrucción de la fe. Es decir, empiezan a cuestionar lo que siempre creyeron, a poner en duda enseñanzas que antes daban por ciertas, o incluso a alejarse de la iglesia.
Para quienes los rodean, especialmente familiares y hermanos en Cristo, este proceso puede causar preocupación, tristeza e incluso temor. Sin embargo, no es un momento para condenar, sino para acompañar con compasión y verdad.
¿Qué es la deconstrucción de la fe?
Es un proceso interior en el que alguien comienza a examinar profundamente sus creencias, muchas veces porque ha vivido alguna decepción, ha sufrido dentro de la comunidad cristiana, o se enfrenta a dudas provocadas por nuevas ideas, la cultura actual o experiencias personales dolorosas.
No se trata de una rebeldía por capricho, sino de una búsqueda —a veces dolorosa— por entender mejor a Dios, su Palabra y lo que realmente significa seguir a Cristo.
¿Cómo responder?
1. Escucha sin juzgar
Antes de dar respuestas, necesitamos escuchar. Como dice Santiago 1:19: “Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse”. Las personas en crisis espiritual necesitan ser escuchadas con amor, no debatidas como si estuvieran en un tribunal.
2. No todos los cuestionamientos son malos
Dudar no siempre significa perder la fe. A veces, las preguntas sinceras nos llevan a una fe más sólida. Incluso en la Biblia encontramos personajes como Job, David y el mismo apóstol Tomás, que pasaron por momentos de duda y fueron escuchados por Dios.
3. Muéstrales el rostro amable de Cristo
Muchas personas no están rechazando a Jesús, sino una imagen distorsionada de Él. Tal vez crecieron con una fe basada en reglas rígidas, miedo o hipocresía religiosa. En esos casos, necesitamos mostrarles al Jesús que camina con los quebrantados, que acoge al pecador y sana al que sufre.
4. Sé paciente y constante
No todos regresan de inmediato. Algunos necesitan tiempo. Pero si encuentran amor, respeto y testimonio auténtico, quizás un día vean que no dejaron la fe verdadera, sino sólo las estructuras que les impedían ver con claridad el Evangelio.
5. Vuelve a la Palabra con ellos
No se trata de discutir versículos como si fueran armas de guerra, sino de redescubrir juntos el mensaje vivo de la Biblia. Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios es viva y eficaz; cuando la leemos con humildad, el Espíritu Santo hace su obra.
Un llamado a la Iglesia
La deconstrucción no es el final del camino espiritual. A veces es el comienzo de una fe más profunda, más sincera y centrada en Cristo. Acompañar con compasión es nuestro llamado. Que no nos gane el miedo, sino el amor. Porque como dice 1 Corintios 13:7, el amor “todo lo espera, todo lo soporta”… incluso cuando la fe de otro tambalea.
