InicioCátedraLa Biblia es la única autoridad, pero… ¿y las múltiples interpretaciones?

La Biblia es la única autoridad, pero… ¿y las múltiples interpretaciones?

Uno de los pilares fundamentales de las iglesias evangélicas es la afirmación de que la Biblia es la única autoridad en materia de fe y conducta. Esta convicción, heredera de la Reforma Protestante, ha dado lugar a una libertad admirable: cada creyente, cada comunidad, puede leer la Palabra de Dios, estudiarla y buscar vivirla. Sin embargo, esa misma libertad ha generado un fenómeno que inquieta y cuestiona: la proliferación de interpretaciones distintas, e incluso contradictorias, dentro del mismo mundo evangélico.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo puede una sola Biblia dar lugar a tantas doctrinas diferentes? ¿Y cómo discernir entre una interpretación responsable y una interpretación emotiva o interesada?

No hay una autoridad central

A diferencia de la Iglesia Católica, que cuenta con un Magisterio y una jerarquía que interpreta la Escritura de manera oficial, el mundo evangélico no tiene una única voz que guíe la interpretación bíblica. Cada denominación, y muchas veces cada iglesia local, desarrolla su propia doctrina basada en su lectura particular de la Escritura. Esta descentralización, aunque permite una gran diversidad y dinamismo, también puede desembocar en confusión, fragmentación y, en casos extremos, en enseñanzas claramente alejadas del mensaje original de la Biblia.

Exégesis vs. emociones

En el mejor de los casos, las diferencias doctrinales se basan en estudios serios de exégesis bíblica —el análisis riguroso del texto, su contexto histórico y lingüístico—. Pero en la práctica, muchas enseñanzas se derivan más bien de interpretaciones emocionales, carismáticas o incluso de experiencias personales de los pastores. Algunas predicaciones se convierten en discursos motivacionales más que en exposiciones fieles de la Palabra.

Este fenómeno es especialmente notorio en ciertas corrientes neopentecostales, donde la “revelación” que dice recibir el líder espiritual tiene más peso que el estudio bíblico metódico. Sin un marco que delimite los criterios de interpretación, la subjetividad se impone.

¿Cómo conciliar esta pluralidad?

Aunque no existe una autoridad central, sí pueden establecerse principios comunes que ayuden a discernir. Aquí algunos caminos posibles:

  • La comunidad de fe como filtro: la interpretación bíblica no debería ser un acto individualista, sino comunitario. Someter lo interpretado al juicio de hermanos maduros en la fe ayuda a evitar errores personales o caprichosos.
  • La historia de la Iglesia: aunque la Reforma rompió con Roma, no rompió con toda la historia cristiana. Los escritos de los Padres de la Iglesia, las confesiones reformadas, y los consensos a lo largo de la historia pueden ayudar a entender cómo ha sido leída la Escritura a lo largo de los siglos.
  • La centralidad de Cristo: toda interpretación que no conduzca a Cristo, o que contradiga su ejemplo y enseñanza, debe ser puesta en duda. Jesús es la clave hermenéutica de toda la Biblia.
  • La humildad como actitud: ningún predicador debería creerse dueño absoluto de la verdad. El Espíritu Santo guía, pero también pide corazones humildes, dispuestos a corregirse y a escuchar.

La diversidad interpretativa en el mundo evangélico es, al mismo tiempo, una riqueza y un desafío. Reconocer la Biblia como única autoridad no significa que cada quien pueda interpretarla a su antojo, sino que debe buscarse con honestidad, con estudio y en comunidad, la fidelidad al mensaje de Dios. Más que imponer uniformidad, se trata de buscar unidad en lo esencial, libertad en lo opinable y amor en todo.

RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Most Popular

Recent Comments