Dar el diezmo y las ofrendas son prácticas importantes en muchas comunidades cristianas que permiten ayudar a los necesitados ya sean huérfanos, viudas, enfermos o desempleados, así como el pago de servicios básicos como el agua, electricidad, mantenimiento del templo y adquirir los materiales para la enseñanza y el culto.
Algunas congregaciones utilizan los recursos recabados para la capacitación de líderes y miembros de la iglesia en valores y principios cristianos, para el apoyo a la enseñanza bíblica, para sostener misiones y para programas de alimentación, educación y asistencia médica en la comunidad.
Sin embargo para sostener la unidad de la iglesia es muy importante el uso del diezmo y las ofrendas con integridad y sin abusos, evitando tanto el enriquecimiento personal de líderes, como su uso para fines ajenos a la misión de la iglesia.
Por su parte, los miembros de la congregación deben aportar su diezmo y ofrendas con un corazón generoso, no por obligación, pero también deben informarse sobre cómo se usa el dinero en su comunidad, asegurándose de que su diezmo realmente impacta a los más necesitados.
Independientemente del destino que se dé al diezmo y a las ofrendas, en conveniente distinguir estos dos conceptos.
- Diezmo: El diezmo es tradicionalmente el acto de dar el 10% de los ingresos a la iglesia o a obras de caridad. En el Antiguo Testamento, se menciona como una ley dada al pueblo de Israel (Levítico 27:30, Malaquías 3:10). Sin embargo, en el Nuevo Testamento, no hay un mandato explícito para los cristianos de dar un 10%. Jesús habló sobre la generosidad, el sacrificio y el uso responsable de los recursos (Mateo 23:23, Lucas 21:1-4), pero no impuso un porcentaje específico.
- Ofrendas: Las ofrendas son dones voluntarios que las personas dan según su capacidad y deseo, y se mencionan frecuentemente en el Nuevo Testamento (2 Corintios 9:7). El enfoque aquí está en dar con un corazón alegre y generoso, no por obligación, sino como una expresión de gratitud y apoyo a la obra de Dios.
En resumen, muchas iglesias promueven el diezmo y las ofrendas como una forma de apoyar la iglesia y las causas cristianas, pero en muchos contextos cristianos modernos, se considera más como una recomendación o un acto de generosidad voluntaria, no una obligación estricta.
El mal uso del diezmo es un tema que ha generado controversia dentro y fuera de las iglesias cristianas. Aunque la práctica de dar el diezmo tiene raíces bíblicas, su interpretación y aplicación han sido objeto de debate.
Cuando se habla del mal uso del diezmo, se hace referencia principalmente a situaciones en las que estos recursos no se destinan adecuadamente o se manejan de manera irresponsable. Algunas formas de mal uso del diezmo incluyen:
- Desvío de fondos: Algunos líderes o iglesias pueden desviar el dinero del diezmo para fines personales o para mantener lujos innecesarios, en lugar de utilizarlo para los fines espirituales y sociales para los cuales fue destinado, como la ayuda a los necesitados, el mantenimiento de la iglesia y el apoyo a la evangelización.
- Excesiva presión sobre los fieles: En algunas congregaciones, los líderes pueden ejercer presión excesiva sobre los miembros para que den el diezmo, utilizando tácticas de manipulación emocional o amenazas, diciendo que si no lo hacen, sufrirán consecuencias espirituales o materiales. Esta presión distorsiona el principio de dar con un corazón alegre (2 Corintios 9:7) y lo convierte en una carga en lugar de un acto voluntario de fe.
- Promesas engañosas: En ocasiones, se hacen promesas de prosperidad material inmediata o de bendiciones extraordinarias a cambio de dar el diezmo. Este tipo de enseñanza puede distorsionar el mensaje bíblico y hacer que las personas den con la esperanza de una recompensa material, en lugar de como una expresión de gratitud y obediencia a Dios.
- Falta de transparencia: Cuando las iglesias no son transparentes sobre cómo se utilizan los fondos del diezmo, puede generar desconfianza entre los miembros. Es importante que las iglesias mantengan una gestión responsable y clara de los recursos, asegurándose de que los donativos se utilicen de manera ética y acorde a los principios cristianos.
- Enfoque en la prosperidad material: Algunas enseñanzas que promueven el «evangelio de la prosperidad» pueden poner un énfasis excesivo en la riqueza material como prueba de la fe. Esto puede llevar a la creencia errónea de que el propósito del diezmo es obtener riquezas, en lugar de ser una forma de apoyo a la misión de la iglesia y el bienestar de la comunidad.
El mal uso del diezmo puede causar daño tanto a la credibilidad de las iglesias como a la vida espiritual de los creyentes. En la Biblia, el énfasis está en la honestidad, la generosidad y el corazón dispuesto al dar (2 Corintios 9:6-7), y cualquier práctica que se aleje de esos principios puede considerarse un mal uso de lo que es, en esencia, un acto de fe.