La iglesia necesita ser más cotidiana y predicar la felicidad y la libertad: Gustavo Falcón

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  • Debemos vivir según el guión de Dios y no según el nuestro.
  • La iglesia debe predicar la cotidianidad como hizo Jesús.
  • Nos hace falta vivir en la felicidad y en la libertad como dijo Pablo.
  • Cuando nos atoramos en medio de nuestros problemas es Jesús quien debe continuar nuestra escena en la vida.
  • Jesús se preocupa más por nuestro corazón que por si cumplimos reglas.

Estos y muchos otros conceptos son los que Gustavo Falcón (GF) vertió en la entrevista con Eco Cristiano Digital (ECD) en el Congreso Sembradores realizado en Puerto Vallarta bajo la convocatoria impulsada por la Iglesia Justicia y Amor pastoreada por los pastores Fabricio y Judith Gómez. A continuación la entrevista completa.

ECD: Vemos con agrado que Gustavo Falcón es un enamorado de la vida, ¿Cómo te enamoras de la vida?

GF: Me enamoré de la vida cundo supe que era un regalo de Dios y aunque no crecí en un hogar cristiano, siempre tuve la sensación de que cada día lo tenía que disfrutar al máximo.

Cuando a mis diecisiete años comienzo a ir a la iglesia, me hace un clic espectacular el escuchar que alguien dice que Jesús es la verdad, el camino y la vida, y aunque en el contexto de la Biblia la vida se refiere al regalo de la vida eterna, siempre he creído que la Tierra es como el entrenamiento previo para poder estar con Él toda la eternidad.

Al ver los problemas de la vida es ahí donde nos damos cuenta que necesitamos a Dios

ECD: ¿Pero cómo enamorarse de la vida cuando atravesamos circunstancias como la pobreza, el alcoholismo, la drogadicción, los embarazos en la adolescencia, el divorcio o la pérdida de un ser querido?

GF: Precisamente de eso trata mi nuevo libro que se llama La vida detrás del telón que habla de la necesidad de salir a escena sin importar nuestro estado de ánimo. Lo ideal sería que nuestro estado de ánimo fuera el mejor y que no hubiera problemas, pero es cuestión de tomar decisiones y decir “tengo que disfrutar la vida”, aunque en algún momento se rompe la burbuja de la vida perfecta.

Gustavo Falcón en el Congreso Sembradores de Puerto Vallarta.

En mi caso a mis doce años mis padres se divorcian y ahí se rompe mi primer burbuja y digo “ha, la realidad de la vida es esta”, después ves circunstancias como las que describes y uno piensa que le puede pasar a otros pero no a ti, a los hijos de otros pero no a los tuyos. Ahí es donde nos damos cuenta de que necesitamos a Dios, de sus fuerzas sobrenaturales y necesitamos agarrarnos de sus promesas y podemos aplicar eso de que aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré.

Jesús es el continuador de historias

Si aquí estuviera David me ayudaría a responder tu pregunta, porque David era ese líder que siempre parecía que tenía toda la energía y toda la fe, pero sin duda tenía que estar Dios en su vida. Por eso mi libro lo voy llevando como dices tú, hablando de las cosas cotidianas, cuando las personas se van, cuando pasamos etapas de estar llorando, pasando dificultades y fracasos, y aterrizo diciendo que Jesús es el continuador de historias. A mis cuarenta años he pasado por un par de cosas donde digo “no se que hubiera hecho si Jesús no estuviera conmigo”.

Y entiendo a las personas que se quitan la vida, que se hunden y que se emprobleman más, pues no tienen a donde correr. Ahí es donde nos corresponde hablarles de Jesús, no de una religión, no de reglas, no de denominaciones. Jesús necesita ser predicado porque hay muchas personas que no saben cómo enfrentar los problemas de la vida diaria.

La iglesia debe atender las cosas cotidianas de la gente

Yo veo a Jesús atender muchas cosas cotidianas, la muchachita que se enfermó, la samaritana que llevaba cinco maridos, el caballero que llevaba años fuera de casa y estaba endemoniado, los chiquillos que se acercan y Jesús los abraza, la mujer de flujo que toca el manto. Ahí veo a un Jesús cotidiano atendiendo las cosas cotidianas.

El problema de hoy en la iglesia es que no atendemos las cosas cotidianas, porque le hemos querido poner diamantes, trajes blancos, la floreamos de apostolados y de hombres intocables cuando necesitamos ser más cotidianos, como Jesús.

Gustavo Falcón en entrevista con Eco Cristiano Digital.

Debemos abandonar las reglas que no son bíblicas y ser felices en lo cotidiano

ECD: A veces nos parece que los cristianos, en una especie de cultura religiosa, navegamos con un estigma que nos hace tener una apariencia hermética ante la sociedad. ¿Qué hacemos con eso?

GF: Lo primero que debemos hacer es abandonar las reglas que no son bíblicas, porque a veces nos ponemos reglas que no son bíblicas como si todos tuviéramos un mismo temperamento, y no, porque Dios nos hizo con diferentes temperamentos, con diferentes formas de pensar. Él nos regaló una esencia y a veces lo interpretamos como que todos nos tenemos que vestir igual, reír igual, y si alguien se sale de la norma todos nos lanzamos contra él diciendo que es carnal o hereje. Creo que Jesús es libertad, pero claro, no libertinaje.

Tú comenzaste con el tema del amor a la vida y no hemos perdido ese hilo conductor. Estoy enamorado de la vida y eso me impide meterme a un mundo religioso. A pesar de ser perseguido o criticado, ha sido por ese amor por la vida que Jesús no me ha dejado vender mi libertad y mi alegría. La libertad que Jesús nos dio no la podemos prostituir, y eso yo se lo he sembrado a mis hijas, a mis amigos.

A Jesús no se le demuestra amor cumpliendo reglas

Pablo dice a los Gálatas “Estén firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, no estén otra vez sujetos al yugo de esclavitud”, creo que a Dios ya no tenemos que demostrarle nada, desde que le entregamos el corazón Él ya vio tu vida, y a veces queremos esforzarnos en demostrarle que le amamos cumpliendo reglas, reglas que no son bíblicas aunque son muy parecidas a la Biblia. Los fariseos se dirigían con la Mishna, con reglas que si no te lavabas las manos tus manos son inmundas, entonces ellos se preocupaban más por las manos que por el corazón de las personas. Y ese es un problema pues hay una generación que está rechazando a Dios porque nos preocupamos por sus manos y no por su corazón. Pero cuando te preocupas por su corazón sus manos van a ser limpias.

Debemos seguir el guión de Dios y no el nuestro

ECD: En tu último libro utilizas el término “actuación” y “vivir tu última escena”, ¿no temes que se interprete como simular actitudes cuando en realidad tratamos de ser auténticos?

El más reciente libro de Gustavo Falcón, La vida detrás del telón.

GF: Arrancamos de una analogía entre la vida y el teatro, a veces me tengo que sentar para conseguir un trabajo y necesito dar mi mejor impresión, pero de pronto algo se me atraviesa en el camino y puedo fallar. Cuando Jesús nos dice “Bienaventurados son cuando por mi causa los vituperen y los persiguen”, ahí tienes que actuar como si no te estuvieran vituperando, tienes que actuar como si te estuvieran halagando. Hay muchas cosas en que cuando sujetas tu carne y haces la voluntad de Dios, no haces otra cosa que actuar el guión de Dios y no el tuyo.

Tenemos un Dios que hizo arte

ECD: Hablando de arte, vemos que en materia de música tenemos excelentes músicos cristianos y excelentes cristianos que hacen música, pero pareciera que en materia de teatro nos estamos quedando atrás.

GF: Por muchas generaciones relacionamos arte con música solamente, pero está despertando una nueva generación. En mi libro Calla los NO y sé feliz hablo de sacar el artista que llevas dentro. Dentro de la iglesia le tenemos miedo a la palabra artista, al arte y a la creatividad les llamamos carnalidad. Yo constantemente estoy arriba de un avión y veo al sol saliendo y al sol metiéndose y siempre me asombro y digo que tenemos un Dios que hizo arte.

Tenemos que ser más valientes porque al artista lo relacionamos con drogas, con sexo, con perdición, con dinero, pero tenemos que entender que ese es el resultado de un artista que no conoce a Dios, que no usa su arte para Dios.

El arte lo entendimos como hacer música y ahí nos quedamos, pero es importante esforzarse por hacer arte, ya sea música, cine, teatro, pintura, escultura, literatura, etcétera. Traemos muchos fantasmas en la mente y hay que sacarlos. La Biblia está llena de arte, y no por ser arte deja de ser verdad. Si alguien hace una novela podría hablar de un matrimonio donde llega una chica que es tercera en discordia, se inicia una historia pasional y al final hablar de las consecuencias que eso podría traer.

La sexta obra de Gustavo Falcón: Calla los NO y sé feliz.

 

ECD: ¿Cómo es Gustavo Falcón detrás del telón?

GF: Me gusta reír mucho, me gusta pasar el tiempo con mis hijas y con mi esposa, las disfruto al máximo, soy apasionado al futbol, he tomado un avión solo para ver al América en la ciudad de México, soy muy natural. Me esforcé mucho por ser como algunos amigos que admiro, que se les ve la espiritualidad, casi flotan, se les ven las alas, y para ellos mis respetos pero yo no pude, lo intenté pero comencé a tener una relación muy personal con Dios. Honestamente tal como soy frente al telón, así soy detrás del telón. A veces cuento un chiste y digo “me pasé” o mi esposa me dice “te pasaste”, pero la gente que conoce mi ministerio sabe que uso el humor como un vehículo, por eso uso un lema que dice “Verdades profundas en términos prácticos”.

Ahora que hacemos iglesia con Jesús Adrián Romero él predica un domingo y yo el otro domingo, me gusta sentarme a escucharlo, él es diferente, él no se esfuerza por decir un chiste como yo, y yo no me esfuerzo a hablar tan profundo como él habla. Somos un complemento. Necesitamos en América Latina llegar a eso, a respetarnos y amarnos profundamente.

Así nos despedimos de Gustavo Falcón agradeciéndole el tiempo que dispuso para esta entrevista. Como de costumbre, él se despidió con una sonrisa, siempre dispuesto a dialogar y abrir su corazón para nuestros lectores.

Gustavo Falcón es autor de los siguientes libros:

  • Cinco secretos de un campeón
  • Sueña
  • Ánimo, la vida sigue
  • Actualízate, tu generación lo necesita
  • Rebeldes en Agonía
  • Calla los No y sé feliz
  • La vida detrás del telón