Sí, la verdadera paz viene de Dios. Es una paz que va más allá de las circunstancias y del entendimiento humano. Como dice Filipenses 4:7: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús..”
Cuando confiamos en Dios y dejamos nuestras cargas en sus manos, Él nos llena de una paz que el mundo no puede dar.
La paz es uno de los anhelos más profundos del ser humano. A lo largo de la historia, las personas han buscado la paz en la riqueza, en el poder, en relaciones o incluso en filosofías y religiones, pero la verdadera paz sólo proviene de Dios.
¿Qué es la paz de Dios?
La paz de Dios no es simplemente la ausencia de conflictos o problemas. Es un estado de tranquilidad y confianza en medio de cualquier circunstancia. No depende de lo que sucede a nuestro alrededor, sino que depende exclusivamente de nuestra relación con Dios.
Jesús dijo en Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Este versículo nos enseña que la paz de Dios es diferente a la que el mundo ofrece.
Mientras que la paz del mundo depende de la estabilidad externa (dinero, salud, relaciones humanas), la paz de Dios es interna y permanece firme aun en medio de pruebas.
¿Cómo se obtiene la paz de Dios?
A través de una relación con Dios: La verdadera paz comienza cuando estamos en comunión con nuestro Creador. En Romanos 5:1, Pablo nos recuerda: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Esto significa que la paz comienza cuando reconciliamos nuestra vida con Dios mediante la fe en Jesucristo.
Por medio de la oración y la confianza en Dios: Filipenses 4:6-7 nos da una clave fundamental: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Aquí se nos enseña que cuando llevamos nuestras preocupaciones a Dios en oración, Su paz nos guarda y nos protege.
Renovando nuestra mente con Su Palabra: Isaías 26:3 dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Cuando fijamos nuestra mente en Dios y en Sus promesas, nuestra alma experimenta una paz sobrenatural.
¿Cómo vivir en la paz de Dios diariamente?
• Entrega tus preocupaciones a Dios cada día.
• Confía en que Él tiene el control, incluso cuando no entiendas la situación.
• Llena tu mente con Su Palabra en vez de con pensamientos negativos o temores.
• Permanece en comunión con Dios mediante la oración y la adoración.
La paz de Dios en medio de las pruebas
El mayor testimonio de la paz de Dios es cuando la experimentamos en momentos difíciles. Jesús mismo dijo en Juan 16:33: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Los problemas no desaparecerán, pero en Cristo tenemos la seguridad de que Su paz nos sostendrá. Cuando confiamos en Dios, Su paz nos da fortaleza para enfrentar cualquier tormenta.
La paz que viene de Dios no es frágil ni pasajera; es firme, sobrenatural y eterna. Si queremos experimentar esta paz en nuestras vidas, debemos acercarnos a Dios con fe, confiar en Él en todo momento y vivir en obediencia a Su Palabra.
Dios nos invita a dejar nuestras cargas en Sus manos y recibir Su paz perfecta. ¿Estás dispuesto a confiar en Él y recibir esa paz hoy?