Ulises Oyarzún, teólogo chileno, actualmente pastor en la ciudad de Monterrey y autor del libro El Evangelio Perdido de Jesús, en entrevista con Eco Cristiano Digital expresó varios interesantes conceptos que apremian a replantear qué está haciendo la iglesia cristiana en América Latina.
La entrevista se realizó en el Congreso Sembradores de Puerto Vallarta convocado por los pastores Fabricio y Judith Gómez de la iglesia Justicia y Amor. En seguida los conceptos vertidos por Ulises Oyarzún.
Cobra fuerza el agnosticismo en América Latina
La iglesia católica está perdiendo fuerza en Latinoamérica, pero lo que realmente toma fuerza en su lugar no es la iglesia cristiana sino una especie de agnosticismo que reconoce la existencia de Dios pero con indiferencia. Este incremento de personas que ven a Dios con desinterés no necesariamente es culpa de esas personas sino que muchas veces es porque los cristianos no hemos tenido una presencia testimonial, misericordiosa y compasiva. En vez de ser compasivos hemos optado por enjuiciar y marginar a quien no creen.
La iglesia cristiana, desde la perspectiva de la fe, se ve como una sola, pero en la práctica la iglesia está bastante fragmentada. Hay grupos que con el estandarte de la sana doctrina, se diferencian del resto de evangélicos discriminándolos por el hecho de pensar diferente. Por otro lado hay un sector muy entusiasta y con mucho fervor pero con muy poca preparación bíblica, tienen muchas ganas de salir a evangelizar pero tienen muy poca profundidad bíblica. Finalmente hay otro sector que es la iglesia histórica que está perdiendo mucha fuerza. El panorama no es muy alentador y quizá necesitamos un milagro porque así como están las cosas parece que viene algo similar a lo que sucedió en Europa donde la iglesia cristiana fue desapareciendo cada vez más al grado que hoy está siendo evangelizada por el islam y la zona occidente es casi atea.
Releer la Biblia es interpretarla con responsabilidad
En América Latina la iglesia cristiana tiene que enfrentar el reto de releer la biblia. No se trata de sólo leerla y aprenderla de memoria, sino de interpretarla con responsabilidad. Necesitamos leer la Biblia desde varias perspectivas como la misión de la iglesia, la importancia de los niños en la sociedad y la participación de la mujer en la comunidad.
Tenemos que revisar los textos bíblicos y no es que la Palabra de Dios no sea válida, puesto que sí lo es, pero hay muchos textos en que la Palabra de Dios tiene un ropaje cultural, por ejemplo en 1 Corintios 7 podemos leer que Pablo le dice a los padres que si quieren que su hija no se case, hacen bien, pero ese texto está en un ropaje cultural pues en ese tiempo los padres decidían con quién se iban a casar sus hijas. Lo mismo pasa con textos como las cartas paulinas donde se invita a que la mujer guarde silencio o que no se les permita enseñar, y en ese mismo texto se dice que los esclavos se someten a su amo. Si tomamos el texto literalmente tendríamos que defender la esclavitud.
No debemos confundir el mensaje de fondo de la Biblia con el ropaje cultural implícito en ella
Releer la biblia implica entender que hay muchos textos que tienen un mensaje muy potente que sigue vigente, pero no se debe confundir el mensaje de fondo con el ropaje cultural. Como iglesia vivimos muy de espaldas al mundo y a la cultura, satanizamos todo y nos perdemos la oportunidad de evangelizar la cultura.
Como ejemplo de lo anterior podemos ver el tipo de música que se toca en nuestras iglesias, los formatos musicales son anglosajones pues el modelo de iglesia que tenemos es una importación de Estados Unidos, lo que se explica porque la iglesia cristiana de América Latina fue evangelizada por Estados Unidos de donde tomamos tanto el molde de iglesia como el molde de entender y vivir la fe.
Muchos de los misioneros norteamericanos cuando llegaron a América Latina a evangelizar a principios del siglo pasado, borraron muchos aspectos culturales porque veían en ellos animismo y elementos indígenas que consideraban nocivos y nos quitaron la identidad latinoamericana.
Un ejemplo de la identidad cultural es Brasil. Cuando llega la fecha del carnaval, que es una temporada muy fuerte en términos culturales, hasta hace un tiempo todas las iglesias huían del evento, se iban a retiros y “escapaban” del festival, sin embargo hoy en día hay iglesias de gente joven que abrazan la cultura brasileña y rescatan las cosas buenas. Están presentes, claro que no en el sambódromo, pero sí están en actos culturales evangelizando sin satanizar, entienden qué hay cosas que se han usado mal, pero tienen la capacidad de tomar elementos positivos de cada contexto.
Para entenderlo bíblicamente vemos a Pablo que se para en el aerópago y ahí él cita dos poetas griegos para darse a entender, lo que muestra que Pablo toma elementos culturales y los usa para que el evangelio pueda ser entendible.
No es necesario reinventarnos como iglesia, sino identificar los elementos de identidad de nuestra comunidad
Nuestros modelos de iglesia fueron importados como se importan los modelos de negocios como MacDonalds, por eso tenemos poco rostro propio en nuestras iglesias. Para salirnos de ese esquema no tenemos que reinventarnos como iglesia, sino que tenemos que preguntarnos cuál es la identidad del lugar en donde estamos e incluir elementos propios de nuestra cultura.
Si queremos entender qué debemos hacer en México, debemos recordar que en Hechos 2 cuando el Espíritu Santo se presentó, los discípulos de Jesús hablaron en lenguas, pero no eran lenguas que no se entendían, eran las lenguas que hablaban los que estaban presentes, entonces el Espíritu Santo se hizo entender de acuerdo a las culturas que estaban presentes. Por lo tanto podemos concluir que la lengua del evangelio se arropa de las características de las culturas a las que debe llegar.
Puede ser que al decir que la iglesia para evangelizar debe usar elementos culturales de la comunidad o sea de afuera de la iglesia, se pueda confundir con lo que significa “estar en el mundo”, pero mundo no es lo que está afuera. En el texto de Santiago y en el de Juan “mundo” son los valores que dañan las relaciones interpersonales, por ejemplo Santiago cuando dice “no se hagan amigos del mundo” está hablando del mal uso de la lengua, habla de las guerras y de todas las cosas que nacen del corazón del hombre y que provocan peleas y disensiones en la comunidad.
En la Biblia cuando se habla de mundo se usa la palabra griega Cosmos, entonces no es lo que está afuera sino que se refiere al sistema, es un sistema de valores que le da la espalda a Dios. Y cuando Juan habla de no amar las cosas del mundo, habla de la avaricia, de quien no está contento con lo que tiene y quiere más, entonces en una interpretación honesta del texto bíblico “estar en el mundo” no necesariamente es ir a una fiesta, fumar o beber alcohol, pues una persona puede nunca haber estado en un antro, nunca haber fumado y nunca haber bebido alcohol, pero si esa persona vive valores que dañan las relaciones interpersonales, entonces está viviendo en el mundo de acuerdo al texto bíblico.