En todo el mundo la sociedad se ha volcado en agradecimiento a los trabajadores de la salud, quienes, arriesgando su vida, se han dedicado afanosamente al cuidado de los enfermos de Covid-19 sin descuidar a los pacientes de otras enfermedades.

Un mensaje con flores en Payerne, Suiza.

Tanto los profesionales de la medicina como los dedicados a la enfermería, han puesto su vida en riesgo y muchos han fallecido en la lucha contra la enfermedad del coronavirus.

Personal médico del Hospital de Alta Especialidad «Juan Graham Casasús», orando antes de entrar al módulo de atenciones para pacientes con coronavirus.

Es conmovedor ver a muchos de los trabajadores de la salud poniendo tanto sus vidas como la de sus pacientes en manos del Señor, pues están conscientes de que la pandemia es algo grave y serio. Claman la misericordia de Dios porque saben que no tienen el poder de curar a los pacientes.

Homenaje en un campo de Owings, Maryland.

La situación es my delicada en virtud de que esta enfermedad que aún no tiene medicamento que la combata, es altamente transmisible y con un alto nivel de letalidad, sobre todo para personas vulnerables como los adultos mayores, las mujeres embarazadas y los pacientes de enfermedades crónicas.

En pancarta con «gracias» en un hospital en Barcelona.

Los trabajadores de la salud llevan ya al menos un par de meses, algunos llevan cuatro, en la batalla por salvar las vidas de los pacientes con el coronavirus Covid-19 que en forma acumulada suman ya más de 3 millones.

Agradecimiento a los trabajadores del sistema de salud británico en Manchester.

Por eso en el mundo entero han abundado las muestras de agradecimiento a estos hombres y mujeres que Dios ha puesto en la vida para cuidar la salud de la humanidad.

En la ciudad de Zhuhai, China, se rinde homenaje a trabajadores de la salud con un impresionante espectáculo de 300 drones.

Desde Eco Cristiano Digital, a nombre de todos nuestros hermanos en la fe, damos un agradecimiento a estos hombres y mujeres que se esmeran por lograr salvar las vidas de quienes han sido alcanzados por esta penosa enfermedad.

Pero sobre todo un agradecimiento al Dios de la Vida que no nos desampara, «porque en lugares de delicados pastos nos hará descansar, junto a aguas de reposo nos pastoreará y confortará nuestra alma» (Salmo 23).

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