Fue en Brasil, en la convención que dio nacimiento a la Cooperación Misionera Iberoamericana, en donde recibió de Dios la visión de convertir a México ya no sólo en un campo misionero, sino en una indudable fuerza misionera, y dar pie al surgimiento a la Cooperación Misionera de México (COMIMEX).
De los tres mil asistentes a la convención, sólo 70 eran mexicanos, pero eso bastó para comprender la inaplazable necesidad de atender desde México a las etnias de México y el mundo que no habían sido alcanzadas todavía en el mundo.
Moisés López comprendió la urgente necesidad de llevar el evangelio a la gente que vive en poblaciones donde no hay nadie que sea cristiano, donde no hay nadie que pueda compartirles en su mismo idioma el mensaje del evangelio.
La presencia de la Palabra de Dios en México fue percibida por Moisés como suficiente para que éste país ya no sea sólo receptáculo sino que “ahora debemos vernos a nosotros mismos como elemento de bendición para todas las familias de la tierra”, como escribió él mismo en una ocasión.
En ese tiempo escribió Moisés: “Si quieres tener esa visión búscala, si ya la tienes desarróllala, involúcrate, participa, porque Jesús lo dijo muy bien: a la verdad la mies es mucha pero la gente que participa es todavía muy escasa, se necesitan muchos valientes que estén listos para negarse a sí mismos, tomar su cruz, y alcanzar los objetivos que Dios ha puesto delante de nosotros, conquistar al mundo, no solamente a México, conquistar al mundo para Cristo”.
Desde entonces Moisés López dedicó su vida a las tareas de entrenamiento y movilización para la obra misionera de México.
Ahora ante su ausencia, los cristianos heredamos la impostergable necesidad de continuar la obra de llevar el evangelio a todo el que no lo conozca. Su ausencia deja dolor, pero también la alegría de saber que ahora el misionero está en la casa del Señor.
Luego de su fallecimiento las voces de quienes conocieron su obra no han dejado de expresarse.
La Unión Bíblica de México escribió en redes sociales: “Con tristeza humana pero un gozo ardiente en el corazón compartimos la pena del fallecimiento de nuestro hermano Moisés López y su amada esposa. Movilizador incansable por las misiones en el mundo, su partida nos anima a seguir formando siervos de Dios jóvenes que no permitan que haya huecos en las tareas del reino de Dios. ¡Querido Moi, gózate, gózate, gózate con nuestro Dios de ahora en adelante!”.
Daniel Najar, de la Fundación Liderazgo Emergente se expresó así: “Estoy verdaderamente consternado por esta noticia. Moisés fue un incansable entrenador y movilizador para la obra misionera. Apasionado y congruente con su llamado. Nos deja un legado de compromiso en esta área”.
Saúl Calderón, director de Misión Cristiana Móvil de México, escribió: “La noticia de la muerte de mis amados y respetados Moisés y Vicky López me entristece y me hace declarar como dijo David 2 Samuel 1:27 ¡Cómo han caído los valientes, Han perecido las armas de guerra!. ¡Si! Porque se necesita ser valiente para entregar la vida en promover el más grande deseo de nuestro Señor, el de extender el Reino de Dios”.
Comimex publicó en su página en redes sociales: “Amigo y mentor de cientos de movilizadores y misioneros, el Ing. Moisés López y su querida esposa Vicky López, nos enseñaron con sus vidas como vivir apasionados por la Missio Dei (Misión de Dios): que todas las ethnes (etnias) en el mundo confiesen que Jesucristo es el Señor. Gracias por su legado, gracias por su vida, gracias por la familia que formaron, gracias por sembrarse en cada uno de nosotros”.
Estas, entre miles de voces que se han expresado ante la partida de Moisés a la casa del Señor, dan testimonio de la incansable labor del gran entrenador y movilizador de la obra misionera en México.
Hermoso artículo sobre mi padre; sólo que el lugar de su partida no fue en la CDMX, sino sobre la carretera Tenango-Ixtapan de la Sal, Edo. Méx. ¡El Señor les bendiga!