El pastor Abel Sánchez, de Ministerios de Reconciliación, publicó en sus redes sociales un documento personalizado dirigido a la Dra. Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, con el fin de exhortarla a que en caso de ser necesario en la conmemoración del 2 de octubre se ejerza el uso legítimo de la fuerza pública.
El exhorto del pastor Abel se ubica en un contexto caracterizado por actos de violencia y daño a comercios, oficinas públicas y a monumentos de la ciudad. En seguida publicamos el documento que el pastor Abel Sánchez publicó en sus redes sociales.
La Ciudad de los Palacios, el poder del Estado y sus puertas quemadas…
Amo la Ciudad de México, mucho, demasiado, y dado que el día de hoy corre el riesgo de ser lastimada, dañada, vejada, quemada y destruida por ordas de sicarios culturales a sueldo, intentaré en breves líneas entregar una clase de Derecho Constitucional y Teoría General del Estado a la gobernadora de tan hermosa ciudad, ciudad a la que uno de los gigantes de la literatura universal llamó a través de su obra prima, “La región más transparente”.
Urbe majestuosa a quien el culto colonizador Bernal Díaz del Castillo, en el siglo XVI, siendo uno de los primeros europeos en caminar sus calles, al hacerlo describiría su experiencia como, “siento que estoy atravesando un sueño”.
Y un europeo más, pero ya en el siglo XIX, al recorrerla la intituló como “la Ciudad de los Palacios”.
Bien, señora Sheinbaum, entiendo que usted no es abogada, y que al parecer tampoco ha integrado a uno dentro de su oneroso equipo de asesores.
Pero el concepto de Estado con “E” mayúscula se define como:
“La organización política constituida por instituciones burocráticas estables, a través de las cuales EJERCE EL MONOPOLIO DEL USO DE LA FUERZA (SOBERANÍA), APLICADA A UNA POBLACIÓN dentro de límites territoriales establecidos.”
En otras palabras y en tesitura casi coloquial, este “ente” denominado Estado, le ha conferido a usted vía la voluntad del pueblo que la eligió, (pueblo sobre el que reside esencial y originalmente la soberanía del Estado), la facultad de GOBERNAR.
Y todo ese poder soberano que recae sobre su investidura, le otorga autoridad y responsabilidad, la responsabilidad de procurar la justicia, el orden y la paz entre sus gobernados.
Por lo que en el caso de que uno de esos gobernados, lesione dolosamente el estado de derecho del territorio que usted preside, entonces el poder del Estado que usted representa, deberá ejercer la acción penal correspondiente y sancionar en consecuencia, al individuo, o grupo de individuos que violentaron ese estado de derecho.
Lo anterior debido a que el Estado singularmente posee el monopolio del ejercicio de la acción penal.
Y aunque se dé el caso de que la comisión de un delito ocurra en flagrancia, y ante este hecho cualquier ciudadano pueda por prescripción de ley proceder a la detención de quien comete el delito, no obstante esa no es una obligación del ciudadano, sigue siendo esta una responsabilidad principal del Estado.
No eludo prever lo obvio, que la omisión de esta responsabilidad por parte del Estado, alentará la creación de grupos de autodefensa urbanos, y eso peligrosamente alimentaría los niveles de violencia.
Sobremesa.- Thomas Hobbes, (a quien considero el más grande filósofo moderno de las ciencias políticas), en su obra “El Leviathan”, hizo una valerosa denuncia de las atrocidades a las que están expuestas las sociedades cuando no hay instituciones, (o si las hay, están son débiles), que garanticen los deberes y derechos de cada uno para con todos los demás
Sobremesa Dos.- Por cierto hablando de violencia y de apología del delito, quienes quemaron la hermosa puerta de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México, deberían estar plenamente identificados por lo menos en su posición ideológica, pues se identificaron como grupos pro abortistas, de esta famosa ola verde, pro feministas radicales, y por consecuencia delincuentes, sicarios culturales financiados por el lobby de George Soros.
Sobremesa Tres.- “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.” Romanos 13:3-4