SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA

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Por: Daniel Najar

La dignidad humana descansa en tres expresiones que le son innatas y que aparecen desde su creación:

• Su capacidad para ser un agente de producción (trabajo y gobierno) Génesis 2:15: «Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara»; y como resultado de ello, disfrutar de su esfuerzo. Génesis 2:16: «Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer». Esta capacidad de producción le permite establecer DESTINO (HACER)

• Su capacidad para hacer distingo moral. El establecimiento de límites desde el inicio obliga a la persona a sujetar sus libertades a un orden (ley) que le proteja y proteja a otros de él. (Génesis 2:16-17 «Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás») Dicho orden tiene fundamento en la ley moral de Dios. Esta capacidad de guardar la ley moral, lo mantiene unido a Dios y eso sostiene su IDENTIDAD (SER)

• Su capacidad para ligarse a alguien con base en el género es otro elemento fundamental de la dignidad humana. Génesis 1:27: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Por una parte, este derecho permite que pueda tener compañía Génesis 2:18: «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él». Por otra parte, permite que la persona pueda expresar con naturalidad y bajo derecho, sus individualidades de origen, las cuales quedan evidentes por diferencias biológicas, tanto físicas como psicológicas. Sin que ello represente ningún tipo de favoritismo por género.

La dignidad humana debe entenderse desde su naturaleza dual. 

1Naturaleza terrenal

2Naturaleza espiritual

Génesis 2:7 «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». 

Ambas naturalezas dan sentido al «ser humano» y debido a la caída, ambas tienen necesidades.

Tres niveles en el trato de la Iglesia hacia la dignidad humana:

1 INDIFERENCIA

Gran parte del descuido de la iglesia respecto a la dignidad, reside en su entendimiento parcial de la naturaleza humana. Esa visión fragmentaria (no integral) provoca que la  Iglesia tenga tendencia a:

•Menospreciar la parte terrenal y exaltar la espiritual (visión Platónica/Gnóstica)

•Minimizar los efectos inmediatos del pecado (enfermedad, pobreza, muerte, desigualdad, injusticia, etcétera)

•Concentrarse en la redención final por medio de la salvación en Cristo y su posterior acceso al cielo

2 ASISTENCIALISMO

Otro sector de la Iglesia, entiende la dignidad humana como una mera respuesta a la atención de necesidades humanas. El ejercicio de la misericordia entonces, se vuelve su enfoque central.

El ejemplo del Señor Jesus es diferente. Aunque por una parte, nuestro Señor mostró amplios y constantes ejemplos de misericordia, su obra muestra una visión integral que no se limitó a suplir de manera aleatoria las necesidades de otros:

•No condicionó la ayuda natural a la espiritual. Algunos grupos aún utilizan la misericordia con fines evangelísticos. Eso implica que todavía prevalece la postura bipolar platónica, porque exaltan la necesidad espiritual por encima de la natural.

•Su visión de dignidad humana, no se limitó a la ayuda a los pobres. También atendió la injusticia a mujeres, el menosprecio a niños, confrontó injusticias institucionales y arengó a líderes corruptos.

3 TRANSFORMACIÓN SOCIAL 

Para una verdadera dignificación de la persona, la Iglesia necesita regresar a su responsabilidad de atender tanto el quebrantamiento individual como el colectivo. Es decir, no hay transformación social sin la modificación de las estructuras sociales y sus instituciones.

Los casos de Juan 5 y Juan 9 (del paralítico y el ciego), son sintomáticos porque Jesus apuntó no solo a la sanidad de la persona, sino a la transformación institucional y el cuestionamiento a líderes corruptos que hacían posible la enfermedad por su injusticia.