A propósito del día internacional de la mujer que se celebra este 8 de marzo, el Lic. Arturo Farela, Presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, CONFRATERNICE, dirigió, a través de un video en las redes sociales, un emotivo homenaje a las mujeres de México, a quienes deseó que, como dice la Biblia, se rían de lo porvenir. En seguida la transcripción íntegra de su homenaje:
“El 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer y quiero aprovechar leyendo un pasaje bellísimo de la sagrada escritura que exalta a la mujer, no sólo para felicitarle, sino para reconocer la importancia que tiene la mujer en el mundo. Definitivamente sin la mujer no existiría la humanidad.
Dice la Palabra de Dios en el libro de Proverbios en el capítulo 31:
Mujer virtuosa ¿quién la hallará?, porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Busca lana y lino. Y con voluntad trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader. Trae su pan de lejos. Se levanta aún de noche y da comida a su familia, y ración a sus criadas. Considera a la heredad y la compra. Y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche, aplica su mano al huso y sus manos a la rueca. Alarga su mano al pobre y extiende sus manos al menesteroso.
No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas y vende y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo porvenir.
Abre su boca con sabiduría y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa y no come pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien, más tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia y vana la hermosura. La mujer que teme al Señor, esa será alabada. Dadle de los frutos de sus manos y alábenla en las puertas sus hechos.
Me encanta lo que dice en la parte final el versículo número 25: “Y se ríe de lo porvenir”. Yo ruego a Dios que todas las mujeres del mundo no sólo el día 8 de marzo sean alabadas, reconocidas, y tengan palabras de exaltamiento al trabajo extraordinario que hacen como madres, como esposas, como hijas, como secretarias, como profesionistas, como indígenas o como estudiantes o como maestras.
Son tantas las facetas que tiene la mujer que se nos escapa reconocer la grandeza de las virtudes que Dios les ha dado. Es por eso que quiero rendir mi reconocimiento y mi gratitud por todas las mujeres del mundo.
Doy gracias a Dios por mi madre, por mi esposa, por mis hijas y por mis nietas, pero también doy gracias a Dios por las miles de mujeres indígenas, campesinas, extranjeras, estudiantes, profesionistas, obreras, todas las mujeres del mundo. Ruego a Dios que se rían de lo porvenir. Que teman a Dios, que su fe, su confianza, esté sólo en Dios. Y que nos perdonen a los hombres por todas nuestras bajezas, por nuestra ingratitud, por nuestro olvido, por no tener la delicadeza de un caballero hacia ustedes. Por la violencia, por ser groseros, déspotas, altivos, soberbios, ingratos.
Perdón a todas las mujeres por todo el daño que hemos hecho los hombres marginándoles. Es el tiempo que la mujer se empodere, que ocupe los lugares de la toma de decisiones más importantes en México y en el mundo.
Se que se han estado haciendo esfuerzos para ello y encontramos gobernadoras, ministras de la corte, presidentas municipales, pero falta muchísimo todavía, por eso en este día internacional de la mujer invito a todas las mujeres del mundo a que se sigan riendo de lo porvenir, que no tengan miedo al presente o al futuro, a corto, mediano o largo plazo, que su confianza esté en el nombre de Jesucristo, el Señor de todos.
Él tuvo cuidado de una gran mujer, que fue su madre humanamente, María, y dijo, “Hijo, he ahí a tu madre”. No abandonó a su madre, no abandonó a la mujer que lo trajo nueve meses en sus entrañas. Sabemos que es Hijo de Dios, pero en el momento cúspide de la salvación, Él tuvo el cuidado de encomendar a su madre al discípulo y apóstol Juan.
No olvides a tu madre, no olvides a tu esposa, a la mujer de tu juventud. No olvides a tus hijas, a tus nietas, a tu abuelita, a tu secretaria, a las mujeres indígenas, a las estudiantes, a las profesionistas. Invita a las mujeres no sólo a que nos perdonen a los hombres por todo el mal que les hemos hecho, sino para que sigan riendo como dice la Biblia, de lo porvenir.
Mi respeto y mi gratitud para todas las mujeres. La paz de Dios sea con ustedes para siempre. Amen”.