Por: Coach Jorge Delgado
La claridad produce certeza, la certeza fe, la fe acción, y las acciones nos acercan al cumplimiento de nuestras metas y asignación divina.
Entre más claro sea lo que queremos más claro será el camino para obtenerlo.
Mateo 20:29 nos relata la historia de dos hombres ciegos que clamaban a pulmón abierto gritando: “Jesús, hijo de David, ten misericordia de nosotros”, entonces Jesús les hizo una pregunta muy interesante: ¿Qué quieren que les haga?
El tiene el poder de hacer cualquier cosa, sin embargo Él pregunta no sólo para saber con exactitud lo que ellos creían que Él podía hacer por ellos, sino para que ellos (los ciegos) definieran con certeza (fe) lo que realmente querían.
Cuando tú no sabes a dónde vas, es porque posiblemente ya llegaste. Cuando no sabes lo que realmente quieres, cualquier cosa estará bien.
El Creador pude hacer cualquier cosa en tu vida, Él es Todo-Poderoso, pero exactamente ¿qué es lo que tú quieres y crees que Él tiene el poder de hacer en tu vida?
Nuestras oraciones hoy son tan vagas y generales que carecen de poder y eficacia: «Señor bendíceme», «Señor ayúdame», «Señor prospérame», pero a mí me parece oír a Dios desde el cielo preguntando ¿Cómo quieres que te bendiga, ayude o prospere? ¿Acaso el despertar un día mas y estar vivos no es una bendición? ¿Por qué no somos específicos? ¿Por qué nos cuesta tanto definir lo que queremos?
La respuesta es: Falta de claridad.
¿REALMENTE QUERÍA SER SANO?
De esa misma manera en Juan capítulo 5 encontramos la historia de un hombre que por 38 años se encontraba enfermo frente al lago de Betesda. Ahí, un ángel descendía de tiempo en tiempo, y al remover las aguas, el primero que entraba en ellas era sano. Y Jesús a éste hombre le hace una pregunta muy similar e interesante: ¿Quieres ser sano? La respuesta a esta pregunta podría parecer «obvia» puesto que la historia revela que tenía 38 años enfermo, pero entonces ¿por qué razón Jesús le hace esta pregunta? Mi sugerencia es pensar que posiblemente no quería ser sano.
Déjame te explico. Hay personas que están bien estando mal. Es decir, hay personas que se benefician más de su mal que estando bien. Hay personas que al estar mal provocan la conmiseración y lástima de las personas y es entonces que les va bien, porque viven de la atención de otros. Estas personas verdaderamente se encuentran enfermas, pero su enfermedad no es física, sino emocional, mental y espiritual.
Este hombre llevaba 38 años esperando que alguien lo ayudara pero creo que no quería ser sano, pues al menos por turno, al hombre ya le hubiera tocado. No creo que la gente hubiera sido tan mala que en todos estos años nadie le hubiese ofrecido ayuda. Así, entonces, Jesús le pega al clavo haciéndole la pregunta: ¿quieres ser sano?
La fórmula que Jesús utilizó para sanar al hombre (que equivocadamente algunos asumen que era paralítico, pues La Escritura sólo declara que estaba enfermo y acostado y un estudio minucioso de este pasaje revela que el hombre realmente podía moverse) fue muy sencilla, y es posiblemente lo que alguien hoy necesite escuchar para salir de su «enfermedad» o de ese estado de «retención» en el cual se encuentra:
1. Levántate.
Para ser sanados necesitamos levantarnos, levantarnos de ese momento de conmiseración que a veces nos aprieta, nos toma y nos detiene. Necesitas levantarte del lugar donde te encuentras y tomar algún tipo de acción. No te quedes acostado esperando a que alguien más te meta al agua, necesitas, al igual que la mujer del flujo de sangre, o los ciegos que gritaban a pulmón abierto, tomar una acción que demuestre que tienes fe de recibir lo que realmente quieres.
2. Toma tu lecho.
Hay personas que edifican casa alrededor de su dolor. Es posible que hayas pasado tanto tiempo en «tu desgracia», en «tu dolor» que has construido casa a su alrededor. Es decir, te has acostumbrado tanto a lo malo que ese es el lugar donde ahora vives. Jesús, en otras palabras, le dijo al hombre: PONTE A TRABAJAR, toma tu lecho.
El hombre llevaba 38 años ahí, imagino que le había levantado muros de lamina a su lecho, posiblemente hasta construyó una barda de madera, el hombre internamente había decidido vivir ahí, pero Jesús lo incomoda y lo pone a trabajar.
Es posible que en esta hora Él te este incomodando y diciendo que es tiempo que dejes el pasado atrás, te olvides del ayer y pongas tu mirada en lo que está por delante. Deja de quejarte y ponte a trabajar.
3. Vete a tu casa.
Arregla lo que tienes que arreglar. Restaura lo que tienes que restaurar. Haz lo que tienes que hacer. Deduzco que el hombre había tenido alguna «falta» en su hogar. Nadie de su familia estaba con él, ni lo ayudaba. ¿Lo habían olvidado? La Escritura enseña que «su mal» había venido por causa del pecado. El hombre hizo algo malo y posiblemente el tenía que pedir perdón, ir a su casa.
Yo estoy aquí para decirte: Vete a tu casa. Pide perdón a quien tienes que pedirlo. Perdona a quien tienes que perdonar. Restaura lo que tienes que restaurar. Tú nunca podrás cambiar aquello que no estás dispuesto a confrontar.
NUESTRO MEJOR EJEMPLO
Contrario a estas dos historias, encontramos en Marcos 5:25 a una mujer que hacía 12 años padecía de flujo de sangre, y al oír de Jesús, resolvió con una visión totalmente clara y cierta: «Si tan solo tocare el borde de su manto, seré sana» y fue así que desapercibídamente esta mujer toco por detrás el manto del Señor, sin embargo Jesús conoció que «poder había salido de él», esto significa que una visión clara, definida y determinada producirá las acciones que desprenderán de nuestro Creador el poder ilimitado que está en espera de ser desencadenado por nosotros.
¿QUÉ QUIERES REALMENTE?
Lo importante aquí, y el punto que quiero hacer ver, es que la gente tiene problemas en definir y tener claridad de lo que realmente quieren. A veces queremos tener más dinero, pero ¿cuánto dinero más quieres tener? Si ganas 2,000 dólares al mes y yo te dijera que te voy a dar un dólar más ¿estarías contento con eso? Pues no, pero si tú no defines exactamente qué es más dinero para ti, cualquier cosa estará bien.
Si defines y tienes claro lo que quieres, entonces también será clara la manera en que puedes llegar ahí, clara va a ser la estrategia que podemos utilizar para que llegues al lugar donde quieres llegar y esa claridad producirá CERTEZA y esta a su vez nos dará la fe que provocara en nosotros la motivación que nos llevará a accionar y dar los pasos necesarios para el cumplimiento de aquello que deseamos.
Hebreos 11:1 dice que la fe es la CERTEZA de lo que se espera.
LA CERTEZA ES LA CLARIDAD DE LO QUE QUEREMOS
Cuando nosotros estamos claros en aquello que queremos, estamos ciertos. La certeza es tener claridad y definición en algo que queremos obtener. ¿Qué significa esto? Que cuando yo estoy definido, claro, y determinado en algo que quiero, comienzo a manifestar fe y la fe es certeza de lo que esperamos, la convicción de lo que no vemos, y es el ingrediente necesario para que las cosas ocurran.
Si tuviéramos una pequeña fe, como un grano de mostaza, podríamos decirle a la montaña: “muévete y se movería”. En otras palabras, para tener fe, necesito tener claridad en aquello que quiero, en aquello que espero de parte de Dios. Mientras no tenga claridad, mientras solamente tenga un deseo vago, una esperanza vaga y muy general acerca de lo que quiero, posiblemente la fe no se perfeccionará. Pero si mi objeto a conseguir a través de la fe es claro, entonces la fe hará que eso sea posible.
¿Qué es lo que realmente quieres?
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