Por: Pastor Saúl Calderón (1)
Sólo los que hemos entendido y abrazado la gracia de la salvación y aceptado la adopción que el Padre nos otorgó, podemos comprender que la adopción más que una idea nueva es una convicción.
Es verdad que la Iglesia se ha manifestado en favor de la vida pero ¿cuántos estamos defendiendo al huérfano? ¿cuántos son los que hoy se levantan con sus familias y deciden agregar un miembro más por medio de la adopción?
Amar la imagen de Dios implica no sólo estar de acuerdo con que un niño viva, sino principalmente que el cuerpo de Cristo refleje el amor incondicional y cuidado especial que tuvo por el huérfano.
El llamado a Visitar al Huérfano (Santiago 1:27) no se reduce a sólo visitar el albergue y llevar regalos, sino que es un llamado a ser Pastores de esos huérfanos.
Quien es discípulo de Cristo entiende que el Evangelio y la Misericordia van de la mano y que Dios es pro-adopción. Durante los años que hemos recibido adolescentes en Misión Cristiana Móvil de México, hemos comprendido que se reciben no solo para que estén en nuestro grupo, sino para ejercer en sus vidas el papel de padres.
En esta experiencia hemos descubierto que si en cada familia cristiana actúa la naturaleza del Padre celestial, al adoptar un recién nacido, un bebé o un adolescente, recibiéndole en casa e integrándole a la familia, a este ser se le da la oportunidad de conocer el amor celestial.
Es triste que muchas veces tiene más suerte una mascota de ser adoptado que un infante, por eso sigue vigente la Palabra de Dios que dice: Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? (Mateo 12,12).
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(1) El pastor Saúl Calderón, es escritor, conferencista y fundador – Director de Misión Cristiana Móvil de México (MCM), ministerio dedicado a la evangelización a través de carpas que recorren el país llegando a las poblaciones más apartadas en donde la Palabra de Dios aún no ha germinado lo suficiente.
Una peculiaridad es que el pastor Saúl Calderón y su esposa reciben a jóvenes adolescentes en su ministerio a quienes abrigan no sólo como miembros de su grupo, sino como una gran familia cristiana que recorre el país predicando la Palabra de Dios.