La humanidad en sus primeros asentamientos como sociedad lleva cerca de 20,000 años, y con actos como los que vimos la segunda semana de agosto de este 2022 en varios estados del país, parecería que poco hemos avanzado.
Pero lo más grave y triste es que hace 2000 años vino el Hijo de Dios a reconciliarnos, a mostrarnos el camino del amor y del perdón; a decirnos que somos hermanos; vino a hacernos conscientes de nuestro ser pecador y de la necesidad de reconocer que no somos mejores que los otros por lo que es necesario siempre estar abierto al hermano.
2 mil años es mucho tiempo. ¡Cuántas cosas han pasado desde entonces! Y qué triste que, teniendo en nuestras manos el testamento de Dios, en todos estos años no hayamos aprendido a vivir en paz y que continuemos siendo fuente de división y confrontación, producto de la soberbia, la avaricia y el egoísmo.
Esto nos hace reflexionar en nuestra acción como Cristianos y como Iglesia. ¿Qué hemos hecho para que esto sea diferente? Los hechos que vimos en la prensa escrita, televisión y redes sociales son un signo flagrante de la falta de Dios en el corazón de las personas que delinquen e infringen la ley.
La violencia social que hemos visto es evidencia de que FALTA EVANGELIZAR. Quizás sea para nosotros difícil el poder hacerles llegar el Evangelio a estas personas violentas, sin embargo podemos empezar a construir una nación en la cual tenga más cabida el Reino de Dios.
Podemos preocuparnos y ocuparnos con seriedad en la educación cristiana de nuestros hijos y en general de los jóvenes, ya que ellos serán los protagonistas del destino de este país.
Entre más cristianos haya en este país, más paz habrá. Entre más divulguemos los principios y valores de Cristo y de la Biblia en general, mayores posibilidades habrá de tener una sociedad más justa, más pacífica, más armoniosa, es decir, el Reino de Dios en la Tierra.
Por otro lado podemos orar para pedir al Señor que ablande los corazones de quienes abusan de otros, de quienes violentan a las poblaciones, de quienes roban, secuestran y asesinan sin piedad. Que cambie el corazón de quienes impiden que se desarrolle la paz y el Reino de los cielos entre nosotros.