La Iglesia Presbiteriana Berith de Cancún publicó en sus redes sociales un interesante artículo en que reflexiona acerca si deben existir nuevos afanes para este nuevo año.
Con un sólido respaldo bíblico argumenta que no es de cristianos esmerarse en los afanes que nos encierren en angustias y ansiedades, pues nuestras necesidades básicas son importantes, pero no deben ser motivo de afán o de producir ansiedad en nosotros. En seguida el artículo completo:
Lo primero que haré es responder a la pregunta del título del Sermón. Año nuevo ¿nuevos afanes? La respuesta es, no. Dice Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Y, ¿Sabe por qué el año nuevo no trae nuevos afanes? El mismo predicador nos dice en el V.15 “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”.
Lo más común y normal al iniciar un año nuevo es hacer un análisis de las cosas que hicimos en el año que ha pasado, solo así nos damos cuenta de las cosas que no hicimos y qué debimos haber hecho. Después hacemos nuevos propósitos y nos ponemos metas para el nuevo año que ha comenzado.
En otras palabras, sentamos las bases de lo que debemos tener como prioridad en nuestra vida y eso es bueno, pero no olvidemos que no sabemos lo que pasará mañana, así que todos nuestros propósitos, metas y prioridades deben empezar con: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto y aquello” Santiago 4:15.
En nuestro pasaje de hoy, nuestro Señor Jesús habla de un mal que aqueja a la sociedad actual, y vemos que eso era un problema también en los tiempos de Jesús, el afán y la ansiedad. “Afán” según la RAE significa consagrarse a realizar una actividad, dedicación a realizar una labor ardua hasta el cansancio para alcanzar un anhelo un deseo o una aspiración.
Ansiedad es un estado mental que se caracteriza por sentimientos de miedo, terror o intranquilidad excesivos, por una gran inquietud, una extrema inseguridad que se manifiesta en una exagerada angustia, sus síntomas son sudoración, inquietud, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, problemas para dormir, dificultad para respirar, y latidos cardíacos rápidos.
Existen muchas cosas que generan estos sentimientos, y Jesús nos dice que muchas cosas que nos afanan y crean ansiedad no son importantes, muchas veces se dan esos sentimientos porque nuestras prioridades y valores están mal. Jesús enseña que hay prioridades en la vida, y que hay que poner cada cosa en su lugar por orden de importancia, no por orden de nuestros deseos o anhelos.
Lo primero que Jesús menciona son las necesidades básicas, pero ni aun esas cosas son las más importantes ni prioritarias. Nuestras necesidades básicas son importantes, pero no deben ser motivo de afán o de producir ansiedad en nosotros Jesús nos dice: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir”.
Comer, beber, cuidar nuestro cuerpo, el vestirnos es básico, pero a pesar de ser cosas básicas y esenciales en la vida, Jesús nos dice que no debemos afanarnos ni angustiarnos, Jesús nos dice: ten calma, contrólate, no dejes que estas cosas te quiten la paz, no pongas tu mirada únicamente en ellas, no dejes que las emociones te controlen y caigas en la desesperación. El salmista dijo: “No he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan”.
Jesús lo dijo así: V. 26 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” La solución para no dejar que las necesidades nos llenen de preocupación y que nuestras emociones nos controlen y nos afanemos por suplirlas como sea y de cualquier modo es poner nuestra fe en Dios.
Dios siempre ha sido el cuidador y proveedor de su creación. Él cuida de las aves, es decir, de su creación, él provee para ellas, las alimenta. Confía en Dios, él que provee para ellas también proveerá para nosotros que somos sus hijos y que, Jesús dice, valemos más que las aves.
El problema de muchos es que cuando carecen de lo básico en lugar de poner la mirada en Dios, empiezan a preocuparse, a angustiarse, a desesperarse, y empiezan a confiar en sus propias fuerzas en sus propias capacidades y al final caen en ansiedad. No debemos olvidar que Dios siempre actúa a favor y por el bien de su pueblo.
Jesús nos dice que de nada sirve que nos afanemos. V. 27 “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” Hay ciertas cosas que nosotros podemos cambiar, pero hay ciertas cosas que nosotros no podemos cambiar porque no somos Dios. Así qué, no nos afanemos por la vida, por el vestido o por la comida.
Nuestras necesidades básicas no deben ser la prioridad en nuestra vida. Jesús nos exhorta y nos anima diciendo: V. 31-32 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas”. No nos afanemos por las cosas que caracterizan la vida de los que no creen en Dios, o por el estilo de vida del mundo.
Nosotros no podemos vivir como vive el mundo, no debemos comportarnos como el mundo se comporta, nuestras prioridades deben ser distintas, nuestra visión de lo que es la vida debe ser distinta. Si creemos que Dios es justo con nosotros, que es eterno, que no cambia, que es soberano sobre todas las cosas y que gobierna en todo lo que sucede en la vida, confiemos en él porque conoce todas nuestras necesidades.
El mundo se afana y sufre ansiedad por las cosas de la vida, por lo que ve que otros tienen, y que él no tiene, por lo que otros hacen y él no puede hacer, por lo que disfruta y él no puede disfrutar, por los lugares a donde van y él no puede ir, tienen sueños que se resuelven con dinero, y al no tener ese dinero para cumplir sus sueños y deseos, se afanan y sufren ansiedad.
Por sobre todo lo que se ha dicho hasta ahora vemos que la vida no trae nuevos afanes, siempre es lo mismo, todos los años hacemos planes para vernos bien, sentirnos bien, estar mejor, vacaciones, paseos, lugares, restaurantes, zapatos, ropa, en las mujeres maquillaje, tintes, manicuras, etc., todas estas cosas ni siquiera tienen que ver con las necesidades más básicas de las cuales Jesús habló, no les importa mal comer o mal beber, o con un lugar propio para vivir, tiene que ver con sus gustos y deseos que al no poder darse ese gusto y cumplir ese sueño o deseo se afanan y les crea ansiedad.
Jesús nos dice que hay una prioridad que está muy por encima de todo esto, y que para muchos debe ser motivo de anhelar, no de afanarse, pero si dedicarse a eso y tenerlo como prioridad: V. 33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Aquí vemos el énfasis de Jesús en este tema pone: “buscad, primeramente”, esa debe ser nuestra prioridad sobre las necesidades básicas de la vida, Dios debe ser lo primero en nuestra vida, todo lo relacionado con su reino, con su dominio, con sus leyes, con su evangelio, con su Palabra.
Aquellos que conocemos a Dios podemos descansar en su cuidado amoroso sabiendo que él proveerá para nuestras necesidades básicas, si confiamos en Dios en medio de cualquier situación podremos ocupar nuestro tiempo en buscar el reino de Dios y su justicia. Miramos a nuestro alrededor y vemos personas con un nivel de vida más alto que el nuestro, eso no debe hacer que nos sintamos presionados para intentar lograr lo mismo.
No busquemos formas de ganar más dinero para tener las cosas que tienen otras personas, es triste cuando como cristianos empezamos a ceder a la presión social y a veces familiar para tener y obtener más ingresos a un precio de tener que sacrificar el tiempo y los días que son de Dios, muchos en su afán empiezan a trabajar más horas, aceptan trabajos de alta presión, rebajan su estándar de ética laboral. Y todo por las cosas de este mundo y para tener un nivel de vida según el estándar de este mundo y luego hacen lo que sea necesario para mantener ese estilo de vida, sin preocuparse ni importarle su destino eterno.
Es por eso que, al iniciar este año escuchemos el consejo de Jesús “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Esto implica que debemos tener vida devocional diaria, leer la Biblia consistentemente, orar a diario, asistir regularmente a la iglesia, compartir el evangelio con tus seres queridos y con tu prójimo, servir en el extendimiento del reino de Dios, invitar a algunas personas a la iglesia durante el año, escudriñar la Biblia para crecer espiritualmente, procurar obedecer los mandamientos de Dios y tener un buen testimonio.
Como hemos visto, ni este año nuevo ni los que Dios nos permita vivir traerá nuevos afanes, lo que sí debemos saber es que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Además de que todo “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya”.
Cada año nuevo es una nueva oportunidad para recordar que hay que poner en orden nuestras prioridades, porque hay muchas cosas que hacer durante el tiempo que Dios nos conceda en este mundo, sabemos que es imposible hacerlas todas, pero lo primero que debemos hacer es buscar el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas vendrán por añadidura.