Ella es una adolescente que padece una extraña enfermedad mitocondrial genética. El gobierno del Reino Unido ha solicitado autorización al Tribunal de Protección para retirarle el tratamiento que le permite seguir con vida.
La joven de 19 años, cuyos documentos judiciales mencionan por sus siglas como ST, requiere atención hospitalaria constante debido a la debilidad muscular crónica y daño renal, sin embargo ella está consciente y es capaz de comunicarse.
Por su parte el Christian Legal Centre, organización que ofrece apoyo legal a personas de fe, informó que el National Health Service Trust (NHS) ha pedido al Tribunal de Protección que apruebe un supuesto «plan de cuidados paliativos» para ST. El plan en realidad implica suspender el tratamiento de diálisis que ST necesita para sobrevivir y no intentar resucitarla.
En una sentencia publicada la semana pasada, la jueza Roberts reconoció que la adolescente mostraba un «deseo abrumador de vivir», sin embargo, dictaminó que el tribunal debería tomar decisiones sobre el tratamiento de la niña, ya que los médicos del hospital argumentaron que la incapacidad de la niña para aceptar su muerte es un signo de «engaño».
«ST no puede tomar una decisión por sí misma en relación con su futuro tratamiento médico, incluido el paso propuesto a cuidados paliativos, porque no cree en la información que le han dado sus médicos», escribió el juez. «Sin esa creencia, no puede utilizar ni sopesar esa información como parte del proceso de toma de decisiones».
Aunque la adolescente autorizó a sus padres en noviembre de 2022 a tomar decisiones en su nombre si se enfermaba demasiado, el hospital solicitó al Tribunal de Protección que anulara esa autorización en febrero de 2023. Según el hospital, ST no tenía la capacidad mental firmar el documento que otorga a sus padres este poder.
Los padres cristianos de la adolescente han gastado los ahorros de toda su vida para contratar abogados que los ayuden durante los procedimientos legales con el NHS. Según los seres queridos de la niña, ST es una «luchadora» que estaba estudiando para sus «A-Levels» (un examen de Colocación Avanzada) antes de contraer COVID-19 en agosto de 2022.
ST ha dicho a sus médicos que quiere hacer todo lo posible para prolongar su vida, afirmando: «Quiero morir intentando vivir».
Los padres quieren recaudar los fondos necesarios para permitir que ST participe en ensayos clínicos en Canadá que creen que podrían sustentar la vida de su hija. Se espera que las pruebas comiencen en Canadá a finales de este año 2023.