Cuando pudimos creer que todo está perdido, Dios nos manda el mensaje de que Él está presente. Siempre su mensaje es de profunda esperanza, y generalmente es de la manera más sencilla, para que no perdamos la fe.
Para enviarnos ese mensaje Dios no siempre usa a los grandes predicadores de la iglesia, pues a veces usa a gente sencilla y a veces usa a personas de las que no esperaríamos que fueran portadoras de ese mensaje, como la persona usada en la parábola del samaritano que ayudó a una víctima de vandalismo.
Justo cuando la sociedad se encuentra convulsionada por el asesinato de una maestra de primaria por su alumno menor de once años, quien además de herir con su arma a otras seis personas se quitó la vida, lo que nos hizo pensar en la terrible pérdida de valores en que vive nuestra sociedad, aparece la nota en el periódico digital El Universal de que un ciudadano común, en una muestra de portación de valores sociales y humanos, encontró en un pasillo del metro Chabacano de la Ciudad de México una cartera con más de diez mil pesos y la devolvió a su dueño.
Esta nota da un respiro de oxígeno en el ánimo social a quienes creen que los valores han tocado piso. El ciudadano al encontrarse una cartera en el pasillo del metro referido, se dirigió al módulo de policía de la estación del metro para entregar la cartera en la que había 5 mil 40 pesos en efectivo más 5 mil 150 pesos en vales además de tarjetas de presentación y documentos personales.
Los policías que le atendieron, con la información contenida en la cartera localizan a su dueño, quien momentos después se presenta acreditándose y resulta que es un adulto mayor quien había estado muy preocupado por el extravío de su cartera y ya la había dado por perdida, pues ni siquiera sabía en donde la había extraviado.
Este hecho nos da muestras de que los valores no se han perdido del todo y nos da esperanza de que es factible rescatar a la sociedad del terrible estado de pérdida de valores. No sabemos si el ciudadano responsable es cristiano, ni siquiera sabemos si cree en Dios, pero el Señor todo poderoso nos da un mensaje sencillo de que el ánimo social no debe decaer y que los creyentes tenemos mucho qué hacer.