La tensión y el estrés se incrementan cuando se pierde el control de factores como los económicos, laborales, la salud, etc., pero esta tensión se incrementa en forma exponencial en medio del confinamiento en los hogares.
Según datos publicados en varios medios en días recientes, en Colombia la violencia familiar se ha incrementado un 91 % en esta época de confinamiento, mientras que en México el aumento oscila en un 40%.
No obstante hay sospechas de que el aumento puede ser mayor porque es posible que las mujeres no estén denunciando la violencia al interior de sus hogares pues en este momento su prioridad es proteger a sus hijos y cuidar la unidad familiar.
Aunque hay diversidad de opiniones sobre la intensidad, todos los estudios psico-sociológicos coinciden en que existe una correlación entre confinamiento y violencia familiar.
El caso de México
Un ejemplo es el caso de la ciudad de México donde la violencia familiar se ha incrementado en un 32% entre febrero y marzo, y en el 65% del total de casos reportados se trata de violencia física, pero también existen casos de violencia sexual (5%), económica (3.5%), patrimonial (3.5%) y psicoemocional (2%), según publicó el periódico mexicano El Universal.
Sin embargo las cifras de violencia intrafamiliar no son muy confiables, pues todos los estudios reconocen que hay muchos casos que tardan años en denunciarse por temor a represalias.
Los menores, las otras víctimas
La pandemia del coronavirus ha provocado el aumento del estrés en los padres que han quedado desempleados o inactivos, pues reaccionan de manera violenta con niños y adolescentes con castigos físicos, psicológicos o sexuales.
En gran parte, esta violencia de los padres hacia los hijos se debe a que el desempleo o inactividad deteriora la salud mental de los padres y como consecuencia, se ejerce violencia contra los menores.
No obstante prácticamente todos los estudios coinciden en que la violencia no surgió con el coronavirus, sino que esta ya estaba presente en las familias y el confinamiento por la pandemia lo que hizo fue agudizarla.
¿Qué tienen que hacer las iglesias cristianas ante la violencia intrafamiliar?
En estos tiempos de angustia, crisis económica y violencia intrafamiliar, la sociedad ha girado la mirada hacia las iglesias cristianas de las que espera a veces una respuesta ante la incertidumbre, y otras veces un mensaje de esperanza y de paz.
Es verdad que en general los pastores no han dado la espalda a los fieles de sus iglesias, incluso muchos pastores han convocado a su congregación para apoyar a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Los pastores se han mantenido cerca de sus fieles, pues se observa que los índices de utilización de las redes sociales para sostener servicios y comunicación con la iglesia, se ha incrementado significativamente.
Sin embargo la interacción entre iglesias y sociedad en general aún no ha tenido presencia significativa. Hace falta, sin duda, que las iglesias volteen la mirada al mundo y muestren el amor de Dios a la humanidad.