Hechos 2,1: “Cuando llegó el día de pentecostés, estaban todos unánimes juntos”.
Cuando leemos Hechos 2,1 nos podemos preguntar ¿qué es pentecostés? hay quienes responden que pentecostés es la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, sin embargo no es del todo así, pues Hechos 2,1 lo que nos dice es que el Espíritu Santo vino a los apóstoles “en pentecostés”.
“Cuando llegó el día de pentecostés…” dice la Biblia, lo que significa que lo que nos va a narrar el libro de Hechos es algo que sucedió al llegar el día de pentecostés.
Pentecostés es la celebración del aniversario del día que nace el pueblo de Dios
La palabra “pentecostés” viene del griego “pentekoste” que significa cincuenta, es decir, significa los cincuenta días de la celebración de la pascua. Ahora bien, “pentekoste” en el libro de los Hechos se emplea para referirse a una fiesta muy importante para los judíos que es la fiesta del Shavuot.
El Shavuot es una fiesta que los judíos celebran el sexto día del mes de Sivan (1) y tiene un doble propósito: uno cultural porque es una fiesta agrícola para agradecer a Dios la cosecha del trigo, y otro espiritual, pues celebran el aniversario del día en que Dios entregó las tablas de la ley a Moisés en el Sinaí, es el día en que Dios entrega la Torá y establece la alianza con el pueblo de Israel: “ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios» (Exodo 6, 7).
Ese día del Shavuot o pentecostés es importante porque celebran el aniversario del día en que queda constituida la nación de Israel, el día en que Dios declara tener un pueblo y su pueblo tiene un Dios. Entonces el Shavuot o pentecostés es la celebración del nacimiento del pueblo de Dios.
En el nuevo pentecostés nace la iglesia
El antiguo pentecostés es la celebración del día en que Dios entrega la Torá y da nacimiento al pueblo de Dios. Pero aquí, en Hechos 2,1 tenemos un nuevo pentecostés que es el día en que Dios entrega su Espíritu Santo a los que estaban ahí reunidos, “todos unánimes juntos” y con ello da nacimiento a su iglesia.
«Todos unánimes juntos» es una expresión que denota tres características propias de la iglesia: Están todos, es decir, no falta ninguno de sus seguidores; están unánimes, esto es, se encuentran en unidad, en un consenso espiritual sin discrepancias; y finalmente están juntos, es decir se encuentran congregados.
El nacimiento de la iglesia se pone entonces por encima del nacimiento del pueblo de Dios, pues en ese momento los apóstoles ya no sólo serán pueblo sino además serán iglesia de Dios.
La relevancia de este nuevo pentecostés radica en que ya no sólo serán los judíos los que establecen esa relación con Dios, sino que toda persona, de cualquier parte del mundo, que acepta a Jesús como su Señor y Salvador, al recibir al Espíritu Santo se convierte en pueblo e iglesia de Dios.
El pueblo de Dios se convierte en iglesia porque están todos juntos unánimes, y la Biblia acentúa el hecho de que están juntos pero unánimes, lo que hace referencia al nivel de unidad de los que estaban ahí congregados, en unidad voluntaria, congregación sin discrepancia, no forzada, no obligada sino consensada, y eso es precisamente la iglesia: la que se congrega en forma unánime en torno a Jesús.
En el pentecostés judío Dios entrega la Torá, en el pentecostés cristiano Dios entrega el Espíritu Santo; en el pentecostés judío Dios reconoce a su pueblo, en el pentecostés cristiano Dios reconoce a su iglesia.
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(1) «El mes de siván es el tercer mes del calendario judío si hacemos la cuenta desde nisán. Es uno de los meses más importantes en nuestra tradición porque en él sucede el recibimiento de la Torá. Durante este tiempo, en Rosh Jodesh (1° del mes) para ser precisos, el pueblo Israel acampa en el Monte Sinaí y se convierte en una nación; un solo pueblo con una sola alma». (enlacejudio.com)