El pastor Daniel Mateola estaba transmitiendo en línea un servicio de su iglesia de 150 miembros cuando las autoridades llegaron al lugar acusándolo de violar las regulaciones de COVID-19.
Cuando Mateola intentó decirle a la policía que su culto funciona de acuerdo con las pautas gubernamentales y que lo que él y su equipo estaban haciendo era legal, llamaron a siete policías más.
El pastor dijo que los oficiales «intensificaron» la situación más allá de lo razonable y que traumatizaron a su esposa e hijos. «Apreciamos lo que hace la policía y nuestro objetivo como iglesia no es molestarlos», dijo Mateola al periódico Daily Mail.
«Era evidente que no sabían cuáles eran las pautas. No pensé que hubiera necesidad de llamar a alguien más. Era todo bastante intimidante», dijo el pastor. Las autoridades fueron a su casa y le dijeron cuatro días después que iba a ser procesado por violar las reglas del coronavirus.
Días después, luego del escándalo que suscitó el hecho, la policía de Thames Valley se disculpó por irrumpir en la iglesia pentecostal llamada Ministerios Internacionales de la Fe del Reino en Milton Keynes, una ciudad a 50 millas al noroeste de Londres, reportó la BBC de Londres.
Robert France, un funcionario del equipo de respuesta al coronavirus, dijo que la intervención con Mateola fue «un error de comprensión de la legislación vigente por parte de nuestros oficiales, pues es un área de aplicación compleja y en constante cambio».
Peter Bone, miembro conservador del parlamento británico, dijo que la acción policial lo dejó «atónito». «Esto parece un estado policial, es el tipo de cosas que sucedería en la China comunista. Uno pensaría que esos policías podrían tener mejores cosas que hacer que perseguir a alguien que hace un servicio en línea», dijo.
Luego de la disculpa policial, Andrea Williams, directora ejecutiva del Centro Legal Cristiano, emitió un comunicado de apoyo a Mateola, en el que dijo que si alguien hubiera dicho a principios de año que para noviembre la policía estaría interpretando y haciendo cumplir las reglas gubernamentales que implicaban el cierre de transmisiones legales de una iglesia y enjuiciando a un pastor, nadie las hubiera creído.
“Sin embargo, esta es la realidad actual para los líderes de la iglesia que buscan funcionar legalmente y servir fielmente a su congregación y comunidades necesitadas bajo las regulaciones gubernamentales del covid-19”, dijo Williams.