Uno de los ministerios internacionales más grandes e influyentes del mundo, Samaritan’s Purse, cumple 50 años sirviendo a Dios transmitiendo, a los más desfavorecidos del mundo, el amor de Jesús.
Samaritan’s Purse fundada por Bob Pierce, nace en 1970 con la misión de «satisfacer las necesidades de emergencia en áreas de crisis a través de las agencias misioneras evangélicas e iglesias nacionales existentes”, dice la página oficial del ministerio.
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“En el verano de 1973, Bob Pierce conoció a su eventual sucesor, un joven estudiante aventurero llamado Franklin Graham con un corazón cada vez más grande por las misiones mundiales”.
“Intrigado por sus muchas historias en la evangelización, Franklin en 1975 acompañó a Bob en una gira que le cambió la vida a algunos de los campos misioneros más necesitados del mundo. Franklin vio la pobreza de las religiones paganas y la desesperación absoluta de las personas a las que esclavizan. Dios había capturado su corazón para las misiones”.
Bob Pierce muere en 1978, y al año siguiente, Franklin Graham se convirtió en presidente de Samaritan’s Purse. A través de más de 40 años de terremotos, huracanes, guerras y hambrunas, Franklin ha liderado el ministerio siguiendo el ejemplo bíblico del Buen Samaritano en todo el mundo. Dios ha bendecido a la organización bajo el liderazgo de Franklin y el ministerio ha experimentado un crecimiento explosivo.
«Ve y haz lo mismo», ordenó Cristo después de explicar la parábola del buen samaritano en Lucas 10. “Así lo hacemos”, dice el Samaritan’s Purse que recorre las carreteras del mundo en busca de víctimas en el camino. “Nos apresuramos a vendar las heridas que vemos, pero como el samaritano, no nos detenemos ahí. Además de satisfacer las necesidades de emergencia inmediatas, ayudamos a estas víctimas a recuperarse y recuperarse”, dice también el sitio oficial.
Está clara la misión de Samaritan’s Purse: “No importa a dónde vayamos o qué hagamos, ofrecemos más que ayuda. Ofrecemos esperanza. A las personas que sufren en un mundo quebrantado, les compartimos las noticias del único que puede traer la paz verdadera: Jesucristo, el Príncipe de Paz.