Este jueves en la mañana murió Luis Palau. Ahora está en la Casa del Señor. Y apenas pasado unas horas, comenzaron a brotar homenajes a su vida y su entrega al Evangelio.
La Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA), en la que sirvió Luis Palau cuando era joven, le rindió homenaje como «amigo desde hace mucho tiempo de la familia Graham y testigo incansable de Cristo”.
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Por su parte El pastor de Harvest, Greg Laurie, dijo: «Fue un privilegio para mí conocer a Luis. Él estaba lleno de pasión por Cristo y por las personas perdidas. Dios lo usó para llevar a miles a Cristo. Sé que el Señor le ha dicho: Bien, buen siervo y fiel. ¡Entra en el gozo del Señor»
El autor de The Case for Christ, Lee Strobel, compartió algunas de las últimas palabras de Palau durante una visita reciente. «Me dijo que estaba listo, incluso ansioso, para el cielo. Hoy finalmente se fue a casa», dijo en Twitter. Y agregó: «Entre las últimas palabras que me dirigió Luis Palau: Al final de tu vida, cuando todo esté dicho y hecho, nunca te arrepentirás de haber sido valiente por Cristo«.
El Instituto Bíblico Moody dijo: «Nos unimos a la familia Palau en oración mientras lloran la pérdida al tiempo que se regocijan en la promesa de que Luis Palau está ahora con su Señor y Salvador. Agradecidos por las formas notables en que Dios usó a Luis a lo largo de los años para ministrar a personas de todo el mundo con la esperanza de Jesús “.
Por su parte Canon J. John, director de Philo Trust, escribió un articulo homenaje, en Christian Today, en la que describió tres aspectos que destacan en la vida de Luis Palau:
Su energía.
Fue un hombre que predicó como evangelista durante casi setenta años. En 2015, a la edad de 81 años, realizó un servicio al aire libre para 60.000 personas en el Central Park de Nueva York y lamentó que las leyes de planificación no hubieran permitido más asistentes.
Cuando recibió la noticia de que tenía cáncer de pulmón, su preocupación fue que podría tener que cancelar algunos de sus eventos de predicación.
En parte, esa energía provino de su fuerza natural, pero estoy seguro de que gran parte de ella se la pidió a Dios y Él se la dio.
Su entusiasmo.
Una de las razones por las que Luis era tan bueno como evangelista era que estaba sumamente entusiasmado con el evangelio. Como testificará cualquiera que haya escuchado a Luis, hubo alegría en lo que dijo. ¡Con él las buenas noticias sonaban buenas noticias!
Su eficacia en la evangelización.
No es fácil evaluar los resultados del evangelismo masivo y si los compromisos hechos en el calor del momento han llevado a vidas cambiadas para bien y para Dios, las campañas de Luis han tenido un historial indiscutible de producir personas que siguieron adelante con el Señor en forma permanente.
De hecho, hay muchas personas que sirven hoy en la iglesia británica y que se comprometieron con la fe en sus campañas en la década de 1980.
“Luis fue un don de Dios y usó ese don sabiamente con gran efecto.
Sí, celebro la vida de Luis. La suya fue una vida bien vivida y una carrera bien corrida. Se merece el más grande de todos los epitafios: dio mucho fruto”, escribió Canon J. John.
