La agencia noticiosa Associated Press (AP) realizó una investigación sobre cuánto ha ascendido la presencia de cristianos evangélicos en España y encontró “enormes aumentos en la población evangélica de España en las últimas décadas”, las cuales “producen cambios profundos en cómo se practica la fe en un país dominado por la Iglesia católica durante mucho tiempo”.
El crecimiento no ha sido facil. Como parte de su investigación AP narra la experiencia del pastor Kent Albright, quien dijo que “no estaba preparado para los insultos y las amenazas, ni las multas de la policía por repartir folletos cristianos en las calles de Salamanca”.
25 años después Kent Albright sería el pastor de una congregación evangélica de 120 personas, y contaría unas dos docenas de otras iglesias cristianas prósperas en el noroeste del país. Una característica distintiva en los fieles en España es que “la mayoría de los fieles no nacieron en España: son inmigrantes de Latinoamérica, incluido 80% de la congregación de Kent Albright”.
“La Biblia dice que no hay etnias, no hay razas. Yo no voy por la calle preguntando, ni pido pasaportes en la puerta de la iglesia”, dijo Albright, quien se maravilla de que en un curso que imparte para diáconos, sus seis alumnos incluyan a uno de Perú, de Venezuela, de Colombia y de Ecuador.
Otra experiencia narrada es la de Luis Perozo, de 31 años, un expolicía de Venezuela, quien llegó a España en febrero de 2020 y solicitó asilo con su esposa, Narbic Escalante. “Al llegar a Salamanca, entraba a la iglesia católica, miraba a todas partes, saludaba, y me ignoraban. Fui a varias iglesias diferentes y no sentí absolutamente nada”.
Pronto Luis y Narbic visitaron la iglesia de Albright; “Al día siguiente, el pastor Albright nos estaba ayudando a encontrar casa, electrodomésticos, el menaje de cocina. Nos hizo la mudanza con su furgoneta”, dijo Escalante.
Ella elogió el enfoque de Albright para pastorear, incluidos los servicios con música animada y un menor énfasis en la oración repetitiva. “Definitivamente me siento mejor aquí que en la Iglesia católica”, dice ella. “Me permite vivir más libre, con menos inhibiciones”.
Albright ve reacciones similares en otros inmigrantes latinoamericanos. Cuando van a una iglesia católica, “no sienten que entienden sus problemas”, dice.
“Los latinos tienen en general deseo de participación en el culto”, agregó. “Necesitan tener una parte activa en la celebración. La Iglesia católica se siente estática para ellos”.
Con la llegada del euro hace dos décadas, España experimentó un auge económico que impulsó la migración. El pastor Albright escribió una tesis doctoral
en la Universidad de Salamanca en la que estimó que el 20% de los migrantes son evangélicos.
El último censo oficial realizado por el Observatorio del Pluralismo Religioso del Ministerio de Justicia encontró que el 1.96% de la población de España era cristiano evangélico en 2018, es decir, más de 900,000 personas. Muy por encima de los 96,000 que había en 1998.
El crecimiento constante de la población cristiana coincide con una caída continua en el número de católicos que asisten a la iglesia. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, un instituto público, el 62% de los españoles se definen a sí mismos como católicos, una cantidad menor al 85% en el 2000, y al 98% en 1975. Sólo alrededor de un tercio de esos católicos dice practicar activamente su fe.
Es un desarrollo sorprendente en un país donde el catolicismo, durante siglos, se identificó con un poder casi absoluto: desde la larga y con frecuencia brutal era de la Inquisición española hasta la dictadura de 36 años del general Francisco Franco, quien llamó nacional-católico a su régimen, en el siglo XX.