Los cristianos necesitan estar más involucrados en el discipulado a través de relaciones individuales con otros para ayudar a hacer crecer las iglesias y combatir la deserción, dijo el ministro y autor Lee Grady.
Grady presenta este argumento en su último libro «Sígueme: Haz discípulos como lo hizo Jesús», libro que ofrece orientación sobre cómo participar en el discipulado con nuevos creyentes, jóvenes y mayores.
Grady, en entrevista con The Christian Post, afirma: Creo que uno de los ingredientes que faltan en la Iglesia hoy en día es volver a los conceptos básicos del discipulado. Todos necesitamos un mentor y, por lo tanto, esto es algo que era muy básico en la Iglesia del Nuevo Testamento, y tenemos que retomarlo.
En su libro, Lee enumera siete razones por las que las iglesias no hacen discípulos. Estos incluyen, entre otros, la ignorancia de la Gran Comisión, la falta de paciencia y preferir un programa dominical en vez de una relación diaria, cotidiana con los fieles.
Para Grady, muchos líderes de la Iglesia realmente se sienten mal equipados para construir relaciones.
Grady insiste sobre el creciente problema de la soledad y describe el cristianismo como una práctica de relaciones. En la entrevista afirma:
Creo que la razón general por la que estamos perdiendo fieles en las iglesias es que no damos relevancia al discipulado.
En la Biblia, en el Nuevo Testamento, tenemos el ejemplo de Pablo y Timoteo. Vemos que Pablo transfirió muy eficazmente lo que entendía y lo que creía a la siguiente generación y también lo hizo con Tito. Pero no hemos aprendido de eso.
Muchos padres piensan: «Bueno, si llevo a mis hijos a la iglesia, se convertirán en cristianos porque están ahí». Pero luego vemos las estadísticas de que muchos jóvenes, incluso los que se criaron en la Iglesia, están abandonando su fe. Entonces, ¿cuál es la solución a eso?
Creo que si ves iglesias donde hay discipulado relacional, ya sea por un pastor juvenil o simplemente un mentor, alguien que se preocupa por una persona más joven, entonces esos jóvenes terminan convirtiéndose en nuevos Timoteos.
Pero cuando tienes esta soledad, esta lucha relacional de la que hablé, eso lo empeora aún más. Porque si los líderes no se sienten cómodos sentados, ya sea tomando un café con alguien, o teniendo un pequeño grupo en su casa, o conociendo a jóvenes en un Starbucks, si no hay ese nivel de comodidad para eso, entonces habrá una gran crisis.
En su libro Grady menciona «cuatro sombreros» de hacer discípulos: mentor, entrenador, consejero y padre o madre espiritual.
Personalmente Grady desempeña el papel de consejero y afirma “no soy un consejero profesional y no le estoy diciendo a la gente que tienen que ser eso. Si alguien tiene un problema mental o emocional realmente grave, es posible que tenga que ser referido a alguien que ha sido entrenado para ayudar a ese problema”.
Pero hago mucho asesoramiento, porque trabajo con muchos de 20 años, y hoy en día hay muchos problemas como la ansiedad. No sé cuáles son todas las causas de eso, pero me encuentro ayudando a los jóvenes, especialmente a través de muchos problemas, y tengo que tener mucha paciencia porque no necesariamente superan esas cosas de la noche a la mañana. Oro con ellos, los animo y seguimos procesos para sanar.
Es un desafío, y definitivamente diría que para mí, ese ha sido el papel más grande y desafiante.
Christian Post preguntó: Has hecho hincapié no sólo en las relaciones individuales, sino también en grupos pequeños. También hablaste de las deficiencias de la experiencia moderna de la megaiglesia. ¿Qué consejo tienes para que las megaiglesias hagan un mejor trabajo haciendo discípulos?
En su respuesta Grady afirma: En primer lugar, ya seas una iglesia grande o una iglesia pequeña o una iglesia mediana, puedes hacer grupos pequeños.
Creo que es importante fomentar una cultura de discipulado y una cultura de grupos pequeños. Algunas iglesias grandes lo hacen muy bien, pero hay otras iglesias grandes que se centran totalmente en lo que sucede desde el escenario y eso va a ser un problema. Algunas iglesias pequeñas no hacen grupos pequeños, por lo que también se lo están perdiendo.
Mi punto es que tiene que ser orgánico, tiene que ser no sólo que decidas nombrar a personas para que las dirijan, tienes que tener personas que realmente tengan pasión por eso y personas que hayan sido discipulados y quieran ser mentoras para dirigir grupos.
Podrías tener sólo clases de la Escuela Dominical que son muy secas y formales pero eso no va a ser suficiente. El discipulado tiene que ser muy relacional. Tiene que ser cariñoso. Tiene que tratarse de una conexión personal. Tiene que ser dirigido por personas a las que realmente les importa. Eso es lo que va a marcar la diferencia, concluyó Grady en su entrevista con The Christian Post.